Altos Hornos de México celebra 80 años de legado, el cual no ha estado exento de altas, bajas, crisis y logros. Conoce su historia y cómo se convirtió en la siderúrgica líder en el país.
El pasado seis de julio, Alto Hornos de México (AHMSA) cumplió 80 años de vida. Creado legalmente el 6 de julio de 1942, tardó sólo dos años más en iniciar operaciones y producir su primer fundición de arrabio, que se dio en 1944.
A lo largo de sus últimas dos décadas ha pasado por altas, bajas, crisis, crecimiento, inflaciones, aumento en su producción, problemas y sobre todo, éxitos.
Este empresa, la siderúrgica integrada más grande de América Latina, ha mantenido pese a todo una constante: el crecimiento industrial y económico que permitieron que Monclova, un pequeño pueblo de escasos habitantes y productor de nuez, se convirtiera en la tercera ciudad más grande del Estado y se posicionara -por algún tiempo- como la tercera economía más sólida de la entidad; actualmente es la quinta.
Hoy, AHMSA se sitúa como una empresa altamente eficiente, moderna, competitiva y en plena expansión pese a la crisis sorteada en los últimos años, y fijando su posición en el mercado global.
La siderúrgica integrada líder en México, con su producción contraída -pero en paulatina recuperación- de 300 mil de toneladas de acero líquido al mes, mantiene mayor participación en el mercado nacional de aceros planos.
La fundidora surgió en 1942 y fue impulsada por un grupo de visionarios mexicanos que respaldaron el proyecto del norteamericano Harold Robert Pape.
Las dos últimas décadas de la siderúrgica monclovense, a partir de su desincorporación del sector público, han destacado por la inversión privada y los proyectos de expansión.
Entre estos destacaron el Proyecto Fénix, cuyo objetivo fue llevar a Altos Hornos de México a una capacidad anual superior a 5 millones de toneladas de acero líquido.
El Gobierno de México en 1991 decidió la venta de AHMSA y otras paraestatales, y comprometió a Grupo Acerero del Norte -ganador de la licitación pública para la compra de la siderúrgica- a un ambicioso programa de inversiones para rescatarla de una probable quiebra por su ineficacia y por estar prácticamente obsoleta.
La administración privada, que encabezaron Alonso Ancira Elizondo y Xavier Autrey Maza, desarrolló programas permanentes de modernización y ampliación de instalaciones, incorporación de tecnologías modernas y capacitación del personal.
Estos cambios elevaron a calidad mundial sus productos terminados, introdujeron a la siderúrgica en alta competitividad y, fruto del compromiso social de la empresa, mejoraron la calidad de vida de sus trabajadores y las comunidades de su entorno.
Pero no sólo hubo historias buenas; El gobierno federal acusó a los directivos de la acerera una primera vez de evasión fiscal, con lo que los accionistas mayoritarios fueron forzados a huir del país; esto generó la posterior detención de Xavier Autrey Maza, quien sería encarcelado en México.
Alonso Ancira Elizondo se refugió en Israel, donde permaneció un largo tiempo y ahí realizó inversiones, entre las que destacan la reactivación de una milenaria mina de cobre, cuya leyenda señala que se trata de la misma mina del Rey Salomón.
Solucionado el problema después de largos litigios, Autrey recuperó su libertad y Ancira Elizondo retornó a México.
Años después, otro gobierno federal acusaría a la empresa acerera de venta a sobreprecio de una industria de agronitrogenados, que culminó con la aprehensión de Alonso Ancira Elizondo, su encarcelamiento en México y la firma de un convenio en el que AHMSA se comprometió a regresar en parcialidades más de 216 millones de dólares a la Federación.
Por otro lado, en el curso exitoso de la acerera, fuera de temas legales y fiscales, fue fundamental el trabajo permanente en materia de calidad, la incorporación de tecnología de punta y, especialmente y el reforzamiento de sus fuentes propias de abastecimiento de fierro y carbón, materias primas para la producción de acero.
La posesión de minas de carbón y fierro propias representa para la compañía en una gran ventaja competitiva a nivel global.
LOS INICIOS
La metalúrgica coahuilense con sus productos, actualmente contribuye en forma relevante al desarrollo de la infraestructura nacional y es a la vez motor económico fundamental del Estado.
En medio de la Segunda Guerra Mundial, la escasez de acero, altamente demandado para la fabricación de armas, vehículos terrestres y aéreos, y otros materiales necesarios po conflicto bélico, representaba un freno al desarrollo del México de la primera mitad del siglo XX, que pugnaba por su expansión económica, ante lo cual un grupo de empresarios impulsó la idea de establecer una nueva siderúrgica.
La idea se concretó oficialmente en 1942 al surgir Altos Hornos de México (AHMSA) en papel, constituida legalmente el 6 de julio de ese año con capital privado y gubernamental, aportado a través de Nacional Financiera.
Concebida inicialmente como una relaminadora de acero, en la búsqueda del escaso equipo disponible, se encontró en Estados Unidos un pequeño y viejo alto horno abandonado, que transformó la idea original a transformarla en el proyecto de una siderúrgica integrada.
Se escogió al brazo internacional de la empresa norteamericana American Rolling Mill Co. (ARMCO) como asesor técnico para concretar el proyecto y determinar el sitio más propicio para su ubicación.
Monclova, pequeña población de Coahuila centrada en la actividad agrícola y sin antecedentes industriales, fue finalmente la elegida para la construcción de la planta siderúrgica, principalmente por su cercanía estratégica a las fuentes de fierro y carbón en los límites con Chihuahua y en la Región Carbonífera, respectivamente.
Los equipos usados adquiridos en Estados Unidos llegaron por ferrocarril, entre ellos el pequeño alto horno construido en 1915 y que había dejado de operar en 1923. Fue requisado por el Departamento Económico de Guerra de Estados Unidos para enviarlo a México. Técnicos mexicanos y estadounidenses ensamblaron en 18 meses los equipos y el 2 de junio de 1944, el Alto Horno 1, llamado Horno Guadalupe 1, produjo el primer arrabio.
AHMSA se sumó en la producción de acero en México, compitiendo con empresas como la hoy desaparecida Fundidora Monterrey, que operaba desde comienzos del siglo XX, y Hojalata y Lámina (HYLSA), hoy llamada Ternium, en operación desde la misma década de los 40 en Monterrey, Nuevo León.
Inició de este modo la historia productiva de una empresa siderúrgica, que fruto de su desarrollo continuo, la situaría por muchos años como la más grande e importante de Latinoamérica.
EL DESARROLLO
Terminada la guerra, el reordenamiento de la economía mundial dio paso en México a un aceleramiento de su desarrollo, lo que permitió a AHMSA progresar sostenidamente durante varias décadas.
En 1954 entró en operación el Alto Horno 2 y ocho años después, en 1962, el Alto Horno 3. Se sumó el Alto Horno 4, en 1971.
En 1976 nace la Siderúrgica 2 con el Alto Horno 5, desarrollada con la más avanzada tecnología de la época, como el primer Sistema de Aceración al Oxígeno (BOF por sus siglas en inglés).
No obstante, bajo la administración estatal directa -que el gobierno asumió desde 1971- la empresa perdió agilidad y capacidad para enfrentar los vaivenes en la economía, y particularmente los ciclos en los mercados siderúrgicos. Esta situación, que la sumió en situación de crisis, determinó a inicios de la década de los 90 la disyuntiva de su cierre o privatización.
Y es que entre los años 70’s y 80’s, el gobierno vio a AHMSA como una empresa “de carácter social”, a la que convirtió en centro de trabajo que absorbería los altos índices de desempleo, sin importar que operaría anualmente con pérdidas por la excesiva nómina.
La Siderúrgica 1 llegó a tener más de 14 mil obreros, y la 2 más de siete mil, una cantidad tres o cuatro veces mayor a la necesaria para su producción.
El gobierno federal para privatizarla realizó un impresionante despido masivo de trabajadores, que llamó “reajuste”, pagando millonarias cantidades a cada obrero recortado de la nómina.
Adquirida por Grupo Acerero del Norte en 1991, la nueva directiva continuó con los reajustes y trazó un completo plan de reordenamiento, centrado en la optimización y modernización de la capacidad instalada, con la incorporación de nuevos equipos y tecnologías, así como capacitación intensiva de su personal.
Entre 1994 y 1995, el plan de modernización comprendió en lo central, el incremento de capacidad del Alto Horno 5 a seis mil 500 toneladas diarias, aumento de capacidad de los convertidores BOF de la Siderúrgica 2, instalación de una tercera máquina de colada continua y ampliación de la Línea de Tira, para alcanzar una capacidad de 2.25 millones de toneladas anuales de lamina rolada en caliente.
A esa primera etapa de modernización y expansión de capacidad, siguió desde 2006 el Proyecto Fénix, con inversión cercana a mil 500 millones de dólares, financiada con recurso propios y que comprende en lo principal el nuevo Alto Horno 6, con capacidad de 4 mil toneladas diarias de arrabio y en operación desde abril de 2011.
Se sumarán un nueva acería de arco eléctrico con 1.2 millones anuales de capacidad, un sistema de metalurgia de olla, una cuarta máquina de colada continua y una segunda Línea de Placa con molino Steckel y capacidad de 1.2 millones de toneladas anuales de placa en hoja y rollo.
AHMSA reafirmará así su posición de vanguardia en la siderurgia mexicana y latinoamericana, con capacidad para colocar en los mercados mundiales una amplia y variada gama de aceros con calidad internacional certificada.
Como resultado de esa visión empresarial de vanguardia, al concluir el Proyecto Fénix, Altos Hornos de México contaría con una capacidad superior a 5 millones de toneladas anuales de acero líquido, volumen 20 veces superior al logrado hace ocho décadas, cuando un puñado de pioneros logró la primera producción, aplicando voluntad y esfuerzo a equipos que eran de desecho de Estados Unidos.
Hoy, 80 años después, enfrentando una crisis económica generada por la pandemia, la contracción inicial a los precios del acero y la crisis económica causada por la demanda del gobierno federal de exigir la devolución de 216 millones de dólares, AHMSA trabaja para elevar su producción de acero liquido e incrementar su participación en los mercados nacionales e internacionales.
Por: Sergio A. Rodríguez
Texto recuperado el 14 de julio del 2022 de elsiglodetorreon.com.mx