GIA, constructora mexicana, pronostica perduración de la inflación en el sector de la construcción. Se espera que tomen 4 años para que la situación se estabilice.
Casi 800 proyectos en América Latina ha levantado la constructora mexicana GIA, firma que se dedica a desarrollos integrales para los sectores de la construcción, desarrollo y operación de infraestructura pública, inmobiliario y energía.
La firma, que nació en México como respuesta a las necesidades del boom de los dealers automotrices hace 25 años y que en 2021 tuvo ventas por unos US$ 380 millones, cuenta que actualmente está desarrollando una cartera de cuatro iniciativas en México, dos en Chile y una en Honduras. Además, está a la espera de los resultados de licitaciones en Panamá y Colombia, cuenta a DFSUD.com el director general de la compañía, Jorge Iturbe.
En Panamá desarrollan contratos de obra pública, pero dice que están abiertos a las concesiones. “Siempre estamos atentos a la búsqueda de nuevas oportunidades. Estamos viendo algunas cosas en Costa Rica, Colombia y Perú”, recalca.
El efecto contra la inflación
El alza de los precios ha sido transversal en los países y ha desafiado a todas las industrias, para intentar contener sus costos. A ojos de Iturbe, el 2022 ha sido un año “sumamente complejo” en todos los lugares donde operan, porque dice que en su sector la inflación ha estado por sobre lo que dicen los promedios de los países. “Este año fue alrededor del 20%, cuando la inflación del país fue de alrededor del 8%”, explica.
Dice que esto se debe a que la industria de la construcción es mucho más dependiente de factores internacionales, como el alza de los commodities, en sus costos, lo que supera los factores internos de cada país. Factores adicionales como la apreciación del dólar, el alza del costo de la mano de obra y los problemas de las cadenas de suministro en el mundo, solo empeoran el panorama.
“Hemos tenido afectaciones de tiempos y de costos importantes en prácticamente todos los proyectos, es por esto que estamos calculando que este año la inflación particular de la construcción va a rebasar el 12%”, explica.
Su perspectiva es que para 2023 esto continuará. “Va a ser un año con impactos menos fuertes, ya que el sector -y lo que está pasando en el mundo- está encontrando la estabilidad, la estabilidad pre pandemia. Sin embargo, va a tardar todavía 3 o 4 años en que la construcción se equipare o tenga paridad con la inflación actual de los países”, recalca.
Ante este contexto de crisis, el ejecutivo planteó que “los proyectos de los gobiernos tienen que seguir porque son necesarios. Las asociaciones público-privadas o concesiones son un brazo muy importante para todos los gobiernos de poder financiar y apalancarse en estos proyectos”.
Respecto de Chile, donde el sector construcción ha estado golpeado, en particular por prolemas que han tenido algunas compañías con el Estado, valora la disposición del gobierno de apoyar al sector.
“Es importante porque de lo contrario se paraliza la economía del país. Yo creo que de la industria de la construcción dependen muchísimas industrias: el acero, el cobre, el vidrio, la madera… entonces, si quiebra la industria de la construcción, quiebran muchas industrias. En Chile hay mucha conciencia del efecto que eso tendría”, recalcó.
Asimismo, destacó que en todos los otros países donde opera están haciendo un esfuerzo para sostener la industria. En el caso de México la iniciativa privada ha reconocido que era un riesgo “no asumible” y los han compartido.
La cartera de proyectos
En Chile, GIA obtuvo la licitación de la construcción del Hospital El Salvador en Santiago en 2014 y es su obra más emblemática, porque implica recursos por US$ 250 millones para un recinto de 614 camas. Su desarrollo no estuvo exento de problemas los primeros años, pero la firma avanza a ritmo constante y está llegando a un 85% de avance, con miras a estar entregándola durante 2023.
A fines de 2021, la compañía se adjudicó un segundo contrato en ese país, para la construcción y posterior operación durante 15 años de una red hospitalaria en dos regiones del sur, que implica US$ 297 millones para cuatro recintos con 495 camas en total.
Iturbe cuenta que están iniciando las obras preliminares, con labores de movimiento de tierras e instalación de faenas. “Ya se está gestionando el término y aprobación de los proyectos por parte de la Inspección Fiscal. Para el primer semestre del próximo año tienen que estar ejecutándose todos los trabajos de construcción de los cuatro hospitales”, para lo cual tendrán cuatro años para ponerlos en marcha, explica.
En Honduras, la firma está desarrollando el centro cívico gubernamental de 170.000 metros cuadrados, el que tiene el propósito de albergar todas las oficinas del Gobierno Federal del país.
En Panamá, la firma mexicana está iniciando la construcción del nuevo campus del tradicional Instituto Gorgas, una institución nacida en 1921 y que tiene gran significancia local en ese país. El contrato es por US$ 68 millones y permitirá levantar un nuevo edificio con laboratorios de investigación científica.
Competencia y barreras
Entre los países que mira con atención, Iturbe señala que están atentos a la industria de obras públicas en Uruguay, mercados que resulta atractivo “por las condiciones sociopolíticas y económicas, adecuadas para el perfil de riesgo que nosotros estamos dispuestos a asumir cuando vamos a un país”.
Pero acceder a algunos mercados no ha sido fácil para la firma mexicana, por los niveles de competencia que hay en el segmento.
“Chile, por ejemplo, es un país muy abierto a nuestra industria de concesiones y construcción, al exterior”, resume y compara con lo que pasa en países como Perú y Colombia, donde dice que “las barreras de entrada son mucho más fuertes… inclusive exploramos en algún momento Brasil y es prácticamente imposible entrar como extranjeros a competir en ese sector”.
Por: Déborah Donoso Moya
Texto recuperado el 27 de noviembre del 2022 de dfsud.com